Este verano tuve la ocasión de participar en un curso organizado en la UIMP sobre abandono escolar. La invitación iba asociada a una pregunta: ¿Qué estrategias metodológicas pueden resultar exitosas para reducir el abandono...
Desde hace algunos años ha sucedido algo sorprendente. Cuando muestro la imagen de un sonriente joven delante de un ordenador y pregunto a un grupo de docentes “¿qué hace?” La respuesta es única: “¡está hablando con sus amigos!”