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Por qué hablan de los cinco sentidos si al menos hay ocho? Educar con sentido. 

  • Foto del escritor: juanjovergara
    juanjovergara
  • hace 24 minutos
  • 6 Min. de lectura
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[Para el C.D.L.]


¿Quién no ha tenido un profe que recordará toda la vida? ¿Qué hacía? ¿Qué contaba que fuera tan sumamente interesante? ¿Qué hace que lo recordemos a lo largo de los años?

 

Anticipándome a la costumbre -cada vez más extendida- de hacer una “lectura scroll” del artículo (es decir: recorrerlo hacia abajo identificando palabras clave, apartados, etc. para hacernos una idea de su contenido antes decidir si sumergirnos en su lectura) nombraré las ideas clave sobre las que me gustaría reflexionar en él:

 

1.        Qué características hacen de un docente alguien con capacidad de enseñar

2.        Los sentidos no son cinco, son al menos ocho

3.        El sentido común invita a reflexionar, adoptar juicios de valor

4.        El sentido del humor invita a jugar, emocionarse y sorprenderse

5.        El sentido de la orientación nos invita a caminar en una dirección, pisar el territorio y hacerlo con los otros.

6.        La actitud creativa es una herramienta para el aprendizaje en nuestro tiempo: El desarrollo de todos los sentidos.

 

Aquel profe que creaba unas clases inolvidables

 

Te invito a que recuerdes qué docente tienes en la memoria como excepcional. Sus clases eran inolvidables, ¿qué hacía para conseguirlo? Los contenidos que abordaba no eran muy distintos del resto de sus colegas, pero tu memoria los recuerda aún. Algunas de sus características eran:

 

·      Su forma de hablar era directa. Te interpelaba con la voz y la mirada. Te sentías protagonista de lo que explicaba. Parecía que te estuviera hablando a ti. Era capaz de romper la distancia que os separaba.


·      Muchas veces cambiaba el escenario. Usaba los pasillos, las calles o simplemente te invitaba a colocarte de una forma distinta al resto: en círculo, sobre las mesas, en el suelo, en cojines. El espacio del aprendizaje era un elemento importante y lo planificaba cuidadosamente.


·      Lo que trataba conectaba contigo directamente y tenía una utilidad cercana y hablaba de ti. Podías verlo en tu contexto o -de repente- se convertía en algo que te dotaba de relevancia social. El tema que había tratado en clase suscitaba comentarios con tu grupo de compañeros.

·      Puedes reproducir su clase como una aventura. Tiene una estructura narrativa en la que reconoces el inicio, el desarrollo y el final. Además, tú te sentías protagonista de esta aventura.


·      Lo imprevisible podía suceder: trabajabais en grupos, decidíais acciones que llevabais a cabo y erais productores de parte del contenido de la clase. El docente no era solo el que creaba la clase; también era cosa vuestra.

·      El juego y el humor eran parte integrante del aprendizaje.

·      Te hacía sentir algo. Conseguía que las emociones se encadenaran a los contenidos que trataba, las actividades que se hacían y aquellos con quienes las realizabas.

 

Aprendemos en la medida que nos sirve para hacer algo, relacionarnos, adoptar juicios y valores y dar solución a problemas o simplemente divertirnos.

 

Sin duda, existen distintas razones que podrías esgrimir para describir aquel docente que te marcó en el aprendizaje. Decenas de ocasiones he pedido que distintos docentes recordaran aquel maestro o maestra que les marcó en su escolaridad. En todas ellas, los contenidos tratados conectaban directamente con cada uno de sus alumnos y la clase estaba encadenada a todos los sentidos. Pero ¿qué sentidos son esos?

 

Los ocho sentidos


Vivimos un mundo complejo y nuestro alumnado necesita herramientas para habitarlo. La extensión del territorio al espacio virtual se ha acompañado del interés por la cantidad y calidad de la información, la capacidad de los medios para modelar nuestras mentes y determinar nuestros juicios.

 

Con Lakoff descubrimos que nuestra comprensión de la realidad está estructurada principalmente por metáforas cognitivas, que son marcos mentales que usamos para pensar y organizar el mundo. Estas metáforas no solo están presentes en el lenguaje, sino que influyen en nuestro pensamiento y en nuestras acciones.

 

Estos marcos de pensamiento modelan la información de forma que pueda construirse una opinión concreta (no es lo mismo decir “crisis migratoria” que “oportunidad migratoria” en los dos casos hacemos referencia al mismo fenómeno, pero el frame es radicalmente opuesto)

 

Overton fue el autor que popularizó, tras su muerte, la construcción de una ventana -la famosa ventana de Overton- que explica como es posible el cambio de juicio en torno a un tema determinando el rango de ideas que se consideran aceptables o inaceptables para un grupo de población. Algo que se está poniendo -desgraciadamente- en la práctica utilizando los medios de comunicación actuales.

 

La actualidad más candente ha llenado las tertulias televisivas de expertos que alertan contra las fakes (mentiras), sobre todo desde la popularización de la inteligencia artificial generativa. Su capacidad para intervenir y modificar los juicios y acciones de las personas parece haber sorprendido a todos. Para ello se realiza un trabajo detallado que se centra en definir el grupo de población a que se destinan, los canales utilizados, la capacidad de ser reconocida como una información posible en el marco definido por Overton, la capacidad de generar una burbuja informativa que retroalimenta al que la consume, etc.

 

Hay que tener en cuenta, además, que el territorio que habitamos actualmente tiene unas fronteras extendidas. Sin duda, no tiene objeto limitar la discusión a los peligros y los beneficios de la realidad que vivimos. Es más inteligente reconocerla tal y como es y decidir qué debemos hacer como docentes para ayudar a nuestro alumnado a que la habite con sentido.

 

El alumnado necesita herramientas para mirar la realidad que tiene delante y descomponerla, enjuiciarla, amoldarla a sus necesidades y definir su posición con relación a ella.

 

Como herramienta didáctica puede ser de interés identificar al menos tres sentidos adicionales a los cinco clásicos: gusto, tacto, vista, oído y olfato.

 

·      El sentido del humor: Juega con tres elementos valiosos para enfrentarse a cualquier contenido; el juego, la sorpresa y la emoción. La capacidad de sorprender y sorprenderse con cualquier cosa vivida en clase. Ser capaz de descomponer la realidad, establecer normas, acciones. Describir historias, relaciones entre personas, utilizar recursos divertidos, Ubicar los contenidos en contextos diferentes. En definitiva; no conformarse con una única mirada de cualquier contenido tratado en clase. Tampoco con una única fuente de conocimiento.

 

·      Sentido común: Habla de dos importantes necesidades del aprendizaje; el pensamiento crítico y los valores. Ser capaz de identificar causas y efectos, analizar diversos puntos de vista y distintos discursos. Adoptar un juicio de valor en torno a la realidad y emprender acciones congruentes con él.

 

·      Sentido de la orientación: Que nos permite ubicar un fenómeno en el espacio. Reconocer distintas realidades en función del contexto en que se desarrollan.  Habitar el espacio y las personas que nos rodean -compañeras, y compañeros docentes, escuela, barrio, localidad, mundo-.

 

 

En la práctica: la actitud creativa como herramienta

 

El aula es un territorio que en la actualidad también se ha extendido a las redes y espacios virtuales, distintos tipos de prácticas innovadoras en educación, espacios diversos -aulas, pasillos, patios, barrios, familia, etc.-, modelos de agrupamientos, etc.

 

También forma parte de una estructura formal en la que gran parte de los contenidos del aprendizaje están delimitados en función de currículos, modelos de rendición de cuentas, etc.

 

Cómo abordan sus clases cada docente es muy variable y depende de muchos factores -valores propios, ideas sobre la educación, conocimiento sobre el alumnado, presión de familias, organización de las escuelas, implicación de la comunidad, imperativos del currículo de su materia, etc.-. Todo ellos son variables que ajustan la labor del docente. Sobre todas ellas flota un deseo para con su alumnado: que sean capaces de comprender mejor la realidad y esto les haga mejores personas: más comprometidas con ellos mismos, su entorno, la sociedad en la habitan, su proyecto vital y su presente.

 

La creatividad como actitud es una invitación a percibir la realidad con TODOS los sentidos. El papel del docente es provocar situaciones que abran puertas a relaciones inesperadas, a desvestir de academicismo añejo los contenidos escolares, intercambiar papeles, buscar relaciones inesperadas entre objetos, lugares, personas y conceptos. En definitiva; hacer que el aula sea un espacio en el que la creación surge del humor, el sentido común y el territorio.

 

Preguntas prácticas para diseñar tus clases:


  • ¿Cómo pueden utilizar los cinco sentidos -tacto, gusto, olfato, oído, vista- en la clase que estás diseñando?

  • ¿Cómo sirven estos cinco sentidos a los tres que pretendemos -sentido común, sentido de la orientación y sentido del humor-?

 

Algunas ideas para comenzar:


  • Relaciona conceptos distintos que aparentemente no tienen que ver

  • Utiliza juegos tradicionales en tus clases

  • Utiliza herramientas virtuales

  • Cambia los papeles: docente, alumno, familia, político, empresario, obrero, vecino, etc.

  • Ubica en contextos distintos un concepto

  • Emplea herramientas artísticas para tus fines: teatro, cine, pintura, performance, etc.

  • Crea instalaciones inmersivas en las que tu alumnado pueda experimentar

  • Juega con el tiempo y el espacio para hacer visible un concepto nuevo

  • Pide a tu alumnado que dé respuesta a preguntas. También que realicen preguntas ante un estímulo.

  • Plantea detonantes en tu clase que provoquen a tu alumnado

  • Viaja, sal a la calle

  • Fija la mirada de tu alumnado en cualquier aspecto cotidiano sobre el que

 

 
 
 

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© Juanjo Vergara.

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